El liderazgo tóxico se refiere a un estilo de liderazgo que tiene efectos negativos tanto en las personas trabajadoras como en el ambiente organizacional. Este tipo de liderazgo es destructivo, ya que el líder exhibe comportamientos y actitudes que dañan la moral de los/as empleados/as, reducen la productividad y afectan el bienestar general de la organización.
Algunas expresiones de liderazgo tóxico son las siguientes:
🔹 SÍNDROME DE CRONOS: anular el talento ajeno con el fin de no verse desplazado/a.
🔹 SÍNDROME DE HURBIS: soberbia, arrogancia y prepotencia. Creer que lo sabemos todo. No mostrar empatía ni humildad.
🔹 SÍNDROME DE HAMMURABI: paralizar los procesos comunicativos de la organización estableciendo procesos complejos.
🔹 SÍNDROME DE BURNOUT: manifestar estrés laboral evitando responsabilidades, provocando desorganización, aislándose o siendo incapaz de tomar decisiones.
🔹 SÍNDROME DE NAPOLEÓN: humillar, ofender o amenazar en público. Ejercer el poder utilizando el miedo.
En conclusión, el liderazgo tóxico tiene efectos devastadores tanto en el bienestar de la persona empleada como en el éxito organizacional. Evitar este tipo de liderazgo es fundamental para construir un ambiente de trabajo saludable, motivador y productivo, donde los/as empleados/as puedan desarrollarse profesionalmente y contribuir positivamente al crecimiento de la organización. Los líderes y lideresas deben ser conscientes de su impacto y trabajar activamente para crear un entorno de respeto, empatía y colaboración.